Congreso



Una vez unificada la República Argentina, y luego de la elección de Bartolomé Mitre como primer presidente, comenzó a sesionar el Congreso Nacional. En su primer año de funcionamiento, ocupó de forma precaria el edificio de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, en la actual calle Perú 272, en la sala de representantes construida en 1821, que todavía existe y forma parte de la Manzana de las Luces.

Sin embargo, Mitre gestionó rápidamente la construcción de una sede propia, ajustada a las necesidades y a las dimensiones del nuevo parlamento. Así, encargó la obra al arquitecto cordobés Jonás Larguía, quien diseñó un edificio de influencia italiana con tres grandes arcos de acceso y un frontis, ubicado en la esquina de las calles Defensay Victoria (hoy Balcarce e Hipólito Yrigoyen, actualmente sede de la Academia Nacional de la Historia), a un costado de la Plaza de Mayo y en diagonal a la Casa Rosada, sede del Ejecutivo Nacional.

Esta pequeña sede se vio rápidamente desbordada por la cantidad creciente de funcionarios, de tal modo que ya en la década de 1880 se empezó a reclamar la construcción de un nuevo edificio. Durante 1880, frente a una guerra civil ocasionada por la Federalización de Buenos Aires, el Congreso sesionó en la Municipalidad de Belgrano, hoy Museo Sarmiento.

Pasada la crisis de 1890 que llevó al Estado Nacional a la quiebra, comenzó a tomar forma el proyecto para el nuevo Congreso Nacional, y en 1895 se realizó el concurso de proyectos, en el cual fue elegida ganadora la propuesta del italiano Vittorio Meano. Se había elegido para el Poder Legislativo una manzana completa junto al cruce de laAvenida Rivadavia y la Avenida Callao, dos arterias de importancia ya en esa época, y que además remataba la nueva Avenida de Mayo, finalizada e inaugurada en 1894. Aunque en un primer momento se había pensado en una manzana en Avenida Callao y Paraguay, se privilegió esta nueva ubicación, en donde hasta ese momento se encontraba un corralón propiedad de Spinetto Hermanos, quienes vendieron el terreno al Estado Nacional.

Las obras comenzaron hacia 1897, a cargo de la compañía Pablo Besana, y el nuevo Congreso Nacional sería inaugurado en 1906, comenzando a sesionar ese mismo año, aunque el edificio distaba de estar terminado, y la construcción continuó la siguiente década. El antiguo Congreso junto a Plaza de Mayo, pasó a ser sede del Archivo General de la Nación, hasta que en 1942 fue vendido al Banco Hipotecario Nacional y demolido para la construcción de la nueva sede del banco, aunque su sala de sesiones se conservó en el interior del edificio y actualmente se realizan visitas al recinto histórico.

En 1910, para brindar una adecuada perspectiva y marco al imponente edificio, el presidente Figueroa Alcorta ordenó la demolición de dos manzanas completas para inaugurar la Plaza de los Dos Congresos. Hacia 1915, continuaban los trabajos en el interior del edificio y los revestimientos pétreos, con nuevas partidas presupuestarias que hicieron la suma destinada a la construcción de tal forma que se formó una comisión para investigar sobreprecios. El actual edificio del Congreso recién pudo concluirse en 1946, año en que se finalizó el revestimiento del hemiciclo que da a la calle Combate de los Pozos.

Pocas décadas después de que muere se crea el tratado de pilar , el personal de la Cámara de Diputados había aumentado de tal manera que las oficinas del Palacio resultaban insuficientes, y para evitar continuar alquilando propiedades vecinas, se decidió la construcción de un Edificio Anexo. Ocupando un gran terreno del otro lado de Avenida Rivadavia, se llamó a concurso de proyectos en 1966 y fue elegido el deManteola/Petchersky/Sánchez Gómez/Santos/Solsona. Pero las dictaduras que clausuraron el Congreso Nacional durante los siguientes 25 años retrasaron la construcción y el Anexo de la Cámara de Diputados (hoy llamado Anexo “A”) pudo ser inaugurado recién en 1984, con el regreso a la democracia.

Aunque el Congreso alquila un edificio de departamentos en Riobamba 71 que funciona como Anexo “B” de Diputados, en 2003 se eligió el proyecto del arquitecto Jorge Cortiñas para la construcción de un edificio ad hoc llamado Anexo “C”, ocupando un terreno que mira a la calle Bartolomé Mitre y cuyos fondos se tocan con el que Anexo “A”. La obra comenzó en 2006 y fue habilitada a fines de 2011, mientras se anunciaba la construcción del Anexo “D”, un edificio menor diseñado por el estudio 3S Arquitectura.



Proyecto Orquestas Infantiles, implementado por el programa Zonas de Acción Prioritaria (ZAP) de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este programa surge a fines de 1996 con el objetivo de atender las consecuencias de las desigualdades sociales, económicas y culturales en el plano educativo que afectan a un amplio sector de la población de la ciudad de Buenos Aires. El mismo se propuso desde sus inicios enfrentar la problemática del fracaso escolar considerando que éste no es un problema exclusivo de la escuela. El Proyecto Orquestas Infantiles comenzó a funcionar en octubre de 1998, con la participación de 30 niños y toma como antecedente el modelo innovador implementado con éxito desde hace 25 años en Venezuela.

Actualmente cuenta con dos orquestas en el barrio de Villa Lugano y una en el barrio de Retiro. El equipo docente está integrado por calificados músicos y profesionales de nuestro medio. La “Orquesta Infantil de Villa Lugano" comenzó en octubre de 1998, convocando niños y niñas de 9 y 10 años que asistían a las escuelas públicas del barrio. En la actualidad, se han constituido dos orquestas y participan de las mismas, 150 niños y niñas de entre 7 y 15 años. La "Orquesta Infantil de Retiro" convocó en mayo de 2002 a alumnos y alumnas de tercer y cuarto grado de la escuela Bandera Argentina, del D.E. Nº 1, a la que asisten los niños que habita en la Villa 31.

En los últimos 20 años la pedagogía ha acumulado suficiente conocimiento, fruto de numerosas experiencias e investigaciones, sobre la particularidad y el alcance de los contactos múltiples entre el mundo educativo y el cultural. Las experiencias estéticas han sido estudiadas y problematizadas en el interior mismo del campo pedagógico (Giroux:1994; Giroux,McLaren:1994) y el debate sobre la distribución y apropiación de los bienes culturales, está a la orden del día.

Sin embargo, los estudios sobre desigualdad, inclusión, y en especial aquellos preocupados por las consecuencias de la implementación de políticas educativas en los países en desarrollo (que se llevan una parte considerable del esfuerzo intelectual del campo), rara vez intentan conectar el peso específico de las experiencias culturales en términos educativos.

Una Orquesta Infantil en una escuela, ya no es un agregado cultural o un recurso que viene a sumarse al funcionamiento específico de lo escolar. No se trata de un evento excepcional en una serie imperturbable de tiempo, ni de un exotismo extracurricular. Por el contrario, en tanto manifestación pedagógico-cultural, una orquesta localizada en una escuela y bajo la órbita estatal, obliga a examinar desde distintas perspectivas, la eficacia de buena parte del arsenal pedagógico analítico habitual.

En una primera aproximación los argumentos (aquellos más consistentes) escogidos para justificar la implementación de orquestas infantiles (o acciones culturales similares) en sectores de bajos recursos, parecen sintetizarse en los siguientes aspectos:

a- La certeza de que la participación en este tipo de actividad produce modificaciones positivas importantes en las conductas (solidaridad, sensibilidad, cooperación, sentido de pertenencia y trabajo colectivo, fratenidad, autoestima, integración social, etc).

b- La posibilidad de encontrar mejorías en el rendimiento escolar, en especial al incrementar los niveles de atención, disciplina y concentración, estimular el entrenamiento expresivo y el desarrollo de destrezas individuales.

c- La capacidad de prevenir, impedir o rescatar a los niños y jóvenes de la marginación social. Algunos emprendimientos de este tipo consideran al contacto con la música y la participación orquestal como un factor de igualación social o sustituto de la delincuencia y la drogadicción.

Sin embargo, la implementación de las Orquestas infantiles en la Ciudad de Buenos Aires, en el marco del Programa Zonas de acción Prioritarias (ZAP), y bajo la responsabilidad de la Secretaría de Educación, nos enfrenta a un conjunto de problemas complejos y/o inéditos. En términos de gestión o implementación de políticas educativas y culturales, suelen formularse preguntas tales como: ¿Una orquesta debe funcionar en el ámbito escolar? ¿Debe ser la Secretaría de Educación la responsable de su funcionamiento? ¿Qué lugar le compete entonces a los organismos que gestionan lo cultural? ¿Y cuál es el espacio o la perspectiva que una escuela toma de eso que llamamos cultural? ¿Dónde ubicar la clase de música frente a la orquesta?, etc.

Por otra parte encontramos un segundo conjunto de interrogantes, esta vez, vinculados a la dinámica específicamente educativa-escolar. En este caso, preguntas tales como: ¿De qué forma (si efectivamente lo hace) repercute la experiencia orquestal sobre los aprendizajes escolares? ¿Cómo conviven la disciplina y el entrenamiento propio del arte musical con las particularidades y dinámicas propias de las disciplinas escolares? ¿Cómo influye la experiencia en la formación cultural general? ¿En qué sentido trabaja en pos de la igualdad social? ¿Cuáles son las relaciones que pueden establecerse con la idea de movilidad social? ¿Qué articulación es posible localizar entre las familias, las escuelas y la orquesta?

En todos los casos nos enfrentamos a un conjunto de interrogantes de difícil aprehensión, como consecuencia de la complejidad inherente al acto de situar una experiencia caracterizada habitualmente como formando parte del rubro lo cultural, en un terreno supuestamente definido (siempre con dificultad) como educativo y en el que se habitúa a superponer rápidamente lo educativo, con lo escolar.

En este caso, como investigadores interesados en describir las múltiples y cambiantes relaciones entre universos no siempre sistemáticamente estudiados en su conexión, nos vemos obligados a escoger en la variedad, diversidad y riqueza de matices y seleccionar, en un primer tiempo exploratorio y analítico, algunas relaciones prioritarias.

El conjunto de problemas que pretendemos aislar y estudiar, es el que surge del esfuerzo por capturar algunas articulaciones de peso, entre lo Orquestal y lo Escolar, a partir del examen sistemático de algunas de sus aristas más importantes.





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